miércoles, 28 de mayo de 2008

UNA EXPERIENCIA INOLVIDABLE





Todo comenzó cuando nuestro profesor de Biología nos comunica de una supuesta excursión que duraría una semana a Granadilla, situada en Extremadura.
En ese momento nuestro deber era esperar a que la concedieran y pudiéramos realizarla los dos terceros.
Los días fueron transcurriendo y la noticia llegó: la excursión se nos fue concebida, sería desde el Sábado 30 de Marzo hasta el Sábado 5 de Abril; los dos cursos viajaríamos a ese pequeño pueblo en donde pondríamos de todas nuestras fuerzas para lograr un poco más su mejoría, ya que la aventura trataba de reconstruir lo máximo posible ese lugar que un día fue inundado por una exuberante cantidad de agua y por motivo de eso todas sus casas fueron destruidas y desabitadas.
La noche del Sábado llegó, y algo muy extraño invadía mis pensamientos, yo; por primera vez en mí vida, me sentía triste y débil, con ganas de quedarme en mí casa y no irme a ningún lugar que fuera diferente a donde vivo. Fueron transcurriendo aproximadamente unas 16 horas desde que salimos de Zas y llegamos a Granadilla; todo ese tiempo lo pasamos sentados en el autobús y parando cuando lo fuera necesario; tanto para comer como para ir al baño.
Una vez llegado allí, fuimos dirigidos por un hombre que nos llevó a una plaza, en donde esperaríamos por la monitora, que sería la que nos nombraría a cada uno de nosotros una habitación en la cual también habría chicos de Sevilla y de Badajoz, cuando la monitora nos dijo que podíamos dormir en cada casa cuatro chicos /chicas del mismo centro me quedé tan contenta que no sabía de que manera celebrarlo, para hacer aún más grande la alegría elegimos dormir juntas Beatriz, Jennifer, Cristina, y yo. Nosotras cuatro muy contentas nos dirigimos a nuestras respectivas habitaciones, en donde habitaríamos los siguientes días hasta marcharnos.
Ahora ya todo lo veía diferente, todos mis pensamientos eran positivos y la alegría era lo más vello que se me podía ver en mí rostro.
Por fin empieza la semana, unos días en los cuales tendríamos que respetar nuestro horario, el cual sería de la siguiente manera: nos levantaríamos todos a la hora correspondiente y así estar listos para el desayuno que sería a las 8:30 de la mañana; a las nueve nos repartirían a cada grupo de trabajo que fue compuesto el día que llegamos un oficio diferente que duraría hasta las 12:00, la hora del bocadillo; a las 12:30 tendríamos que elegir entre diferentes talleres que nos ofrecerían los profesores de allí, y durarían hasta las 14:30, la hora de la comida,; ya un poco mas tarde, justo a las 16:00 de la tarde tendríamos clase con nuestro profesor de Zas, hasta las 18:00 que sería la merienda, o tiempo libre desde que terminásemos de comer hasta la hora de cenar, las 21:00 horas de la noche; después sobre las 22:00 de la noche realizaríamos actividades como jugar al escondite, escuchar historias de miedo, hacer fiestas de disfraces, cantar, bailar y etc..
Para que todos os hagáis una idea de lo más bonito que viví en ese lugar os voy a comenzar por contar mi maravillosa aventura.
La experiencia que viví en aquel lugar fue de lo más bonito.
Me sentí cómoda y que podía hacer las cosas por mi misma sin valerme por nadie, no se si los otros compañeros pensarán lo mismo pero a mi estar fuera de casa una semana influyó mucho en mi forma de pensar y hacer las cosas, era más responsable y tenía ganas de demostrar todo lo que sabía hacer, y poder emplearlo.
En Granadilla pasé momentos que se que nunca podré pasar estando en casa. Todas las noches dormía con mí queridísima amiga Beatriz, tuve hasta la oportunidad de ligar, conocí a personas que con el paso de los meses aún me recuerdan…lo peor de todo fue la llegada a Zas, algo que no quería realizar, pero así era desde el principio, todos sabíamos que era tan solo una semana y nada más. La verdad es que es bastante difícil poder contar todos los momentos vividos, por que son muchos y no sería capaz de poder terminar, pero para saber lo que se disfruta lo mejor es pasarse por el lugar y comprobarlo.
Para rematar quiero dar las gracias a Moncho, por estas vacaciones que nunca podré olvidar, y también a Fonsi, que como profesor no tengo la suerte de conocerlo pero como persona es admirable, ya que sabe ayudar a las personas que se lo piden sin ningún reproche.

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