ARTESANÍA

El oficio de artesanía me tocó el primer día que empezamos a trabajar. Se trataba de hacer dulces para comérnoslos luego con el bocadillo. Como ya era el segundo día que estábamos allí y ya conocía a cuatro de los chicos con los que estaba en este taller. No me sentía muy desacompañado ya que éramos tres de Zas se podría decir que los conocía a casi todos solo me quedaban otros tres a los que conocer con los cuales poco a poco fui cogiéndoles más confianza, pero en cuanto me di cuenta me tenían con un batidor en la mano derecha y con un delantal mientras batía la dichosa masa de las flores y mas de un intento de sacarme una foto hubo menos mal que me pude librar de tal apuro, aun que tengo que confesar que seria una foto inédita ya que verme a mi con delantal es algo milagroso sobre este mundo. Ese día nos toco hacer unas flores que según María José la monitora de este taller era un dulce típico de la zona, del cual recuerdo la receta pero no las cantidades podría haber aprendido muchas cosas nuevas sino fuera que todo lo que allí hacíamos ya sabía como hacerlo pero aprendí lo más importante como convivir con los de más.Pero como hombres que éramos y como mujeres que había se adueñaron de la cocina sin dejarnos hacer nada más que mirar buen, más bien no queríamos hacer nada que pudiera perjudicar la salud de todas aquellas chicas por que ya lo dice mi madre “dejarte a ti en la cocina es un peligro” y yo le doy toda la razón del mundo